¿Qué tal el arresto domiciliario? ¿emocionante? ¿aburrido? No os quejéis, ahora tenéis mucho más tiempo para aquello que tanto os gusta a todos: leer...
¿Cómo va vuestro repaso de cara al examen de evaluación? No os olvidéis de los comentarios de texto.
Vamos a comenzar recordando varias cosas:
- Es muy importante mandar las actividades el día que se indica.
- Se deben realizar a ordenador, salvo que sea imposible. Procurar no realizarlas con el móvil.
- Si no se pueden hacer a ordenador, podéis hacerlas a mano, pero es importante que no las mandéis de cualquier forma, se tienen que poder leer perfectamente, de lo contrario no se darán por presentadas.
- Tienen que presentarse siguiendo las normas dadas para las actividades: encabezamiento adecuado, limpias, respetando margenes, etc.
- Es importante que se indique en el asunto del correo, fecha de la actividad (cuando se manda realizar) y el nombre del alumno. No mandar actividades de días diferentes juntas.
- Todas las actividades se evalúan
Ahora ya podemos empezar con nuestro tema de hoy: EL FASCISMO ITALIANO.
Vamos a emplear tres clases, la de hoy lunes y las del jueves y viernes, en ver una serie de vídeos y trabajar con fragmentos de una película, que luego nos puedan servir para elaborar nuestros propios apuntes sobre el tema y confeccionar un comentario crítico y una disertación, entre otras posibles actividades.
En la de hoy lunes:
Antes de analizar el fascismo debemos tener en cuenta como era la Italia de después de la Primera Guerra Mundial.
Políticamente Italia era una monarquía constitucional bajo el reinado del Rey Victor Manuel III de la Casa Saboya. Su forma de Estado era una democracia con Parlamento elegido por sufragio universal masculino.
Italia se encontraba entre las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial junto a los Aliados. Pero la contienda en nada había beneficiado al país debido a las insultantes cesiones territoriales que había conseguido, únicamente los diminutos territorios de Trieste, Trentino, Alto Adigio, Istia y Zara.
Aquellas ganancias no eran suficientes para cubrir las necesidades, el hambre y la miseria que la guerra había dejado. Italia había perdido miles de vidas, muchas fábricas e industrias habían sido destruidas en el norte, numerosos espacios agrícolas habían sido arrasados y lo peor era que vivía una de las peores crisis económicas de su historia reciente. Este malestar provocó un gran odio orientado hacia dos vertientes: una hacia las democracias de Gran Bretaña y Francia; otras hacia la monarquía y los responsables de haberles metido en la guerra.
Numerosas personas en Italia adoptaron el marxismo como forma de pensar y sus ideas como solución a los problemas políticos del mundo en los países occidentales. Tal aumento de grupos marxistas en Italia provocó que otra parte de la sociedad empezase a decantarse por los sectores más conservadores y tradicionales, como forma de salvaguardar sus privilegios. Con este pretexto la fractura en el país estaba garantizada.
Durante la inmediata postguerra la política tomó un carácter disgregatorio. Los parlamentarios, ministros e incluso la burguesía liberal se habían dividido unos con otros. Nuevas ideas revolucionarias y radicales como el comunismo y el anarquismo hicieron su aparición. Los partidos de masas poco a poco cada vez crecieron más, mientras que los mayoritarios tradicionales descendieron notablemente.
Como era de esperar las elecciones de 1919 dieron la victoria a los socialistas con 156 escaños, mientras que los conservadores obtuvieron 99 escaños. El resto de los partidos de masas, la mayoría de izquierda radical o católicos, obtuvieron 179 diputados.
Inevitablemente las luchas sociales se multiplicaron tras las elecciones italianas porque la situación de los obreros era pésima. Los trabajadores y braceros pidieron aumentos de sueldo, reducción de las largas jornadas laborales, reparto justo de las cosechas y la división de los latifundios rurales. El Gobierno para intentar paliar la situación de pobreza adopto medidas intervencionistas al estilo keynesiano, aumentando los impuestos, adquiriendo una política proteccionista en la metalurgia y la mecánica o subiendo las nóminas de las acciones, medidas que culminaron en una tasa de desempleo muy alta como reacción de la burguesía empresarial.
La pobreza estaba tan acentuada en Italia tras la Primera Guerra Mundial que muchos niños como los de esta fotografía tomada en 1918 tenían que vivir en la calle.
Todos aquellos fracasos políticos acabaron como resultado en una revolución social de grandes dimensiones. La Confederación General del Trabajo (CGdL), la Liga Roja y la Confederación Católica Italiana del Trabajo, promovieron agitaciones revolucionarias por todo el país. La más importante fue la huelga de Septiembre de 1919 en la cual se produjo un amotinamiento en la fábrica automovilística Fiat de Turín. Le siguieron encierros en las empresas, ocupación de los obreros en las industrias y el ataque a 160 establecimientos. Ni los empresarios, ni el Partido Socialista Italiano, ni la Confederación General de la Industria aceptaron aumentar los salarios.
Después de la I Guerra Mundial, el PSI se convirtió en la principal fuerza política italiana pero su acción estuvo paralizada por la falta de apoyo para llevar a cabo su labor revolucionaria final. En 1921, el Partido sufrió una nueva y muy profunda crisis por el abandono de un gran número de militantes decepcionados. Fue el momento en que se creó el Partido Comunista.
Es importante que veamos y escuchemos con mucha atención los vídeos y que tomemos notas sobre las principales ideas (más adelante nos van hacer falta) En este caso nos interesa:
- La situación de Italia durante los años 20
- Cómo el fascismo se va haciendo con el poder.
- Llegada de Mussolini al gobierno de Italia
No hay que mandarme nada sobre la clase de hoy.
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